A golpes lo redujeron, ataron con precintos plásticos y sometieron a una serie de tortura que incluyó prender una hornalla de la cocina y acercarle por la fuerza la mano para que indicara en lugar guardaba su dinero ahorrado.
Los delincuentes lograron su cometido y se retiraron a pie y se investiga si utilizaron un automóvil para escapar más rápido.
Al menos diez mil dólares conforma el botín. No le robaron equipos electrónicos, ni el arma reglamentaria, tampoco el celular a la víctima.
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