viernes, 26 abril, 2024

EL Correntino que convierte la chatarra en obras de arte

Carlos Uruzola de 31 años vive en la La Cruz provincia de Corrientes y hoy es un joven que lleva a cabo un emprendimiento que fue perfeccionando con el tiempo.
Desde chico se dedicó a diferentes actividades que no estaban relacionadas con este tipo de trabajos que hoy realiza y mucho menos cercanas al arte o el reciclado que convierte en esculturas dignas de admirar.

Carlos cuenta que “de a poco fui metiéndome en el taller de mi padre que es mecánico y aprendiendo el oficio y también comenzé a experimentar con la soldadora, que gasté y arruiné muchos electrodos.

El apoyo de su familia fue un pilar fundamental para poder llegar a desarrollar esta actividad, ya que no es fácil realizar trabajos y que sean valorados por la comunidad pero en el caso de este joven, todos hicieron que no bajara los brazos en concretar su sueños.
Lo primero que comenzó a realizar fueron triciclos porta macetas, ya que que eran muy fáciles de hacer. Las ventas de estos trabajos lo llevo a realizar percheros, porta vinos, hechos con varillas que se usan en obras de construcción.

Entre risas comenta “fierro que encontraba fierro que soldaba, le gaste la soldadora a mí padre de tanto probar” una de las primeras obra de arte fue un perrito que realizo por pedido de un vecino del pueblo, este trabajo fue su impulsor en la actividad y comenzó a investigar sobre este tipo de arte que poco conocía y les gustaba mucho. Navego en las redes donde se interiorizo sobre diferentes estilos y formas de reciclado.

Uniendo partes de autos, bicicletas, o tractores que le fueron dando forma a sus obras entre metal y fierros oxidados, el progreso con cada elaboración hizo que vecinos y amigos compraran sus creaciones que daba forma día a día.
En la charla dice “Todo lo que encontraba fue a parar al taller, monedas, rulemanes, cadenas de moto, chapas, arandelas, tuercas. Todo es útil a la hora de trabajar”.

También manifiesta que “Actualmente trabaja en dos proyectos que son grandes por sus dimensiones ya que son encargues pedidos por dos municipios. Uno es para la localidad donde vive y se trata de un gran caballo el cual será colocado en la entrada del pueblo y que lleva bastante tiempo de realizar y en muy poco tiempo podrá entregarlo.”
El otro trabajo se está llevando a cabo en paralelo y es un rostro humano, son trabajos que llevan mucho tiempo y dedicación ya que las piezas son seleccionadas y se van haciendo pruebas de cómo quedarán una vez que se suelde.

Alternando con los dos pedidos de grandes dimensiones también realiza arañas, colibríes, búhos, lechuzas, papagayos. La lista de trabajos es infinita y con múltiples materiales de partes de vehículos, chataras que encuentra, compra o le llevan a su taller.
Todo lo que se pueda reciclar es bienvenido y se lo usa para que valla a alguna parte que será soldada.
Dentro de los múltiples trabajos llama la atención el tamaño de un aguacil (libélula) que es admirada por quienes lo vistan en su taller, la misma tiene las alas desplegadas y se posa en un caño que tiene más de 2 metros de altura.

Este artista recibe pedidos desde su localidad y también tiene trabajo para realizar dentro de la Argentina como también de países limítrofes ya que ha trascendido fronteras.
Las redes sociales le permiten llegar a muchos lugares desde donde recibe consultas de diverso tipo y pedidos de trabajos.
Para finalizar comenta que “si un pedazo de chatarra se puede convertir en arte, he logrado mi objetivo de crear y reciclar, lo cual me da mucha satisfacción” dice Carlos.

(Fuente: El litoral)

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