jueves, 28 marzo, 2024

Entre Ríos: dos hombres condenados por golpear a un obrero misionero

Todo comenzó hace doce años cuando un trabajador oriundo de Misiones fue lesionado por el capataz de una explotación forestal y terminó internado. Dentro del nosocomio se enteraron los pormenores de lo sucedido y radicaron la denuncia.

Un administrador de campos de terceros de 68 años, y un jornalero de 56 años, encargados de una explotación forestal en Ubajay, en Entre Ríos, fueron imputados luego de una denuncia por la situación irregular e inhumana en la que mantenían a empleados en un campo, en especial a uno de la provincia de Misiones .

Tras un juicio abreviado, ambos confesaron el delito y cumplirán cuatro años de prisión efectiva, pero en sus respectivos domicilios.

Todo empezó hace ya casi nueve años, cuando uno de los obreros sufrió una lesión grave y fue internado en el hospital de San José. Mientras estuvo internado esperando la cirugía, le contó lo que le había pasado a una empleada del nosocomio.

Esta mujer puso el hecho en conocimiento de a presidenta de la Asociación Civil Yanina, Claudia Munilla, quien envió un mail a la Oficina de Rescate y Acompañamiento de Personas Damnificadas por el Delito de Trata, el 1º de agosto de 2012.

Allí dio cuenta que el obrero, oriundo de la provincia de Misiones, había sido hospitalizado por una fractura de húmero, que había trabajado en un desmonte en condiciones precarias por más de dos meses y que, al reclamar su salario, recibió una golpiza por parte del encargado del lugar.

“Páguenme lo que me deben y me voy”, le dijo el muchacho. “¿Vos querés cobrar?”, le preguntó el capataz, y lo atacó con un tronco.

Personal de Prefectura Naval Argentina realizó tareas de observación e informó que la explotación forestal donde el joven lesionado trabajaba se encontraba en Ubajay, Colonia Mabragaña.

El misionero lesionado había sido llevado a trabajar a dicho lugar y durante el tiempo que trabajó allí fue alojado en un edificio abandonado, una excomisaría, en las cercanías de la Escuela 27. Además observaron que había más personas trabajando en el lugar, sin agua, sin luz, sin condiciones de higiene y seguridad mínimas.

La Unidad Fiscal de Asistencia en Secuestros Extorsivos y Trata de Personas, llevó las actuaciones ante el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, que ordenó el allanamiento al lugar administrado por el hombre de 68 años, dueño de la explotación forestal.

El 12 de noviembre de 2012 los uniformados llegaron al campo ubicado a unos 1.500 de la Escuela Mariquita Sánchez de Thompson, a unos cinco kilómetros de la ruta nacional 14, en el paraje denominado Humaita. Los prefectos, junto al personal de la Oficina de Rescate de las víctimas de trata, constataron la explotación de eucaliptos y hallaron a nueve personas, víctimas de explotación laboral, una de ellas de 17 años.

Asimismo, se identificó la vivienda donde residían (una ex comisaría abandonada), como así sus deplorables condiciones de habitabilidad e higiene: sin puertas ni ventanas, con techos semiderruidos, sin sanitarios, agua potable y electricidad.

Un testigo del procedimiento describió que el lugar carecía de condiciones mínimas de habitabilidad y de refugio contra las inclemencias climáticas. No tenían baños ni sanitarios, y hacían sus necesidades en el monte. No tenían en el lugar agua potable para su alimentación e higiene. No tenían luz eléctrica. No había forma de refrigerar y conservar los alimentos.

“Hacían charque con la carne”, señaló. No tenían cocina y debían preparar su comida (que el patrón les descontaba de la paga) a la intemperie, con leña.

Las condiciones en que se encontraban las víctimas eran “infrahumanas”, señalaron los funcionarios de Prefectura. Tampoco tenían ropa de trabajo, ni se les suministraron elementos de seguridad, pese a que estaban expuestos a riesgos graves por las tareas peligrosas que desarrollaban.

Juicio y sentencia

Los dos hombres fueron procesados y enviados a juicio. Ocho años y medio después llegó esta instancia, donde los explotadores prefirieron acordar una sanción con la Fiscalía, antes de ir a un debate. El acuerdo entre el fiscal general adjunto Leandro Ardoy, y ambos hombres consistió en cuatro años de prisión para el primero y cuatro años y seis meses para el segundo.

Sin embargo, en el análisis del caso, la jueza del Tribunal Oral Federal de Paraná, Noemí Berros, terminó condenando a ambos a cuatro años de encierro, por el delito de Trata de personas mayores de 18 años con fines de explotación laboral, en la modalidad de acogimiento, mediando abuso de la situación de vulnerabilidad y agravado por el número de víctimas. Además, homologó la modalidad de prisión domiciliaria del cumplimiento de las penas y las autorizaciones para salir a ir trabajar.

(Fuente: elentrerios.com)