Rafael Antúnez de Olivera (45) fue rematado de dos tiros ayer a la noche, cuando se detuvo con su vehículo en un semáforo a pocas cuadras de la comisaría de la localidad fronteriza
Una secuencia propia de la Rosario más sangrienta, en la que la guerra narco le puso el precio de 15.000 pesos a la vida y el “trabajo” de los sicarios. Un hombre de 45 años fue asesinado a tiros ayer frente a su hijo menor de edad, luego de detenerse en su camioneta en un semáforo de Bernardo de Irigoyen.
El asesinato ocurrió poco después de las 20. La víctima fue identificada como Rafael Antúnez de Olivera, quien se movilizaba en una camioneta Chevrolet Montana sobre la avenida principal de la localidad fronteriza, Andrés Guacurarí, a pocas cuadras de la comisaría local. Recibió al menos dos disparos, que apagaron su vida de inmediato
Su hijo de 13 años iba en el asiento de los acompañantes y observó toda la secuencia. Por fortuna anoche estaba bien, aunque con el shock propio del suceso que está atravesando. Fue él quien salió desesperado del vehículo para pedir ayuda en medio de la noche.
El asesino (hasta ayer no estaba claro si hubo más partícipes) se movilizaba en una motocicleta que se detuvo al lado de la Montana aprovechando que el semáforo estaba en rojo, por lo que todo indica que se trató de un crimen por encargo y ejecutado por sicarios. Luego de completar su empresa, huyeron a toda velocidad y se perdieron en la noche.
(Fuente: E.T)
