martes, 23 abril, 2024

“Negro” Rojas: “En cualquier momento soy el capo de la Yakuza y nunca maté a nadie

Néstor Fabián Rojas aseguró que “odia la mentira”, insistió en que es inocente, que no mató a nadie y que tampoco tiene recursos para ordenar hacerlo. Pero también remarcó que cuando tuvo que poner dinero para no caer preso lo hizo. Que traficó drogas y que aprovechó “la fama” mediática para cobrar deudas. Que de niño no tuvo chances en Puerto Iguazú y de la extrema pobreza y la cárcel sólo aprendió la “manera fácil de hacer guita” en el narcotráfico”.

Durante tres horas, “El Negro” Rojas dialogó con PRIMERA EDICIÓN: “Necesito que me escuchen, hablar tranquilo y que no me traten como un mafioso peligroso. Ya no sé más qué van a decir de mí, ya creo que soy de la Yakuza”.

Desde el complejo penitenciario federal de Ezeiza, en el pabellón que comparte con cuatro brasileños desde octubre de 2019, el presunto sicario y narcotraficante negó guardar relación con un plan para matar a magistrados penales en Misiones pero también contextualizó su vida “en el mundo hampa”, las decisiones que tomó y las equivocaciones que reconoce.

Néstor Fabián Rojas, manifestó también que nació en Puerto Iguazú y no en Ciudad del Este como trascendió en su momento. Que junto a su madre y sus dos hermanos sufrió la pobreza y que es padre de seis hijos con seis parejas. El más chico de dos años.

¿Por qué Néstor Rojas quiere que lo escuchen?
No aguantó más, las autoridades te empiezan a oprimir y pasás de ser un simple perejil a un capo narco temible. Nunca me dejaron hablar, nunca me escucharon y ahora en Ezeiza ya no sólo soy sicario, ahora soy un jefe del PCC de alta peligrosidad y riesgo de fuga constante.
Por eso quiero hablar, porque en cada detención me sometieron a humillaciones, castigos y vejámenes. En Misiones no me dejaron acceder a un defensor y me pasearon por las celdas de la provincia. Trece traslados tuve y estoy convencido que en cada uno de ellos lo que buscaron fue que me maten en una pelea entre internos.

¿Te investigan junto a los cuatro brasileños detenidos en San José en 2019?
No sabía nada de los brasileños, a los que están conmigo desde octubre del año pasado los conocí acá y no sé bien por qué los detuvieron, ni qué hacían. No me meto en los asuntos de ellos, pero están tirados acá, hasta los calzoncillos le tengo que regalar, porque no tienen nada, absolutamente nada. En este pabellón somos cinco nada más, y la capacidad es como para 70. Nos quieren aislados y que no tengamos contacto con nadie más para que no podamos pelear cada uno por su causa. De las pocas veces que pude hablar con otro compañero, uno me dijo claramente: ‘No te voy a mentir, a vos acá te quieren matar’.

Te involucran como autor del doble crimen del barrio Tacurú en 2015 también…
Yo conocí a Sebastián Vega (37), no voy a negar eso. Además insisto, en el narcotráfico nos conocemos todos y con Sebastián hice un par de trabajos. Pero yo no lo maté, ni a él ni a Rodrigo Ibarra. Nadie iba a atenderme en su casa si yo fuera un criminal. Yo me jugué con la verdad y dije que los conocía pero con sus muertes no tuve nada que ver.
Lo mismo me pasó con la familia que me acusó a mí, yo los conocía porque era una familia que se dedicaba al narcotráfico y ellos tenían problemitas con (Sebastián) Vega, porque entre ellos volteaban gente y cargas de mercadería. Después vendían la falopa que le daban de esos secuestros. La hija de esa familia vendía falopa, yo no era el novio como dijeron.
Cómo voy a matar a balazos a dos personas y me voy a hacer llevar por una familia hasta el lugar del crimen. Y después me voy a ir a sentar a cenar con ellos a su casa como si nada. Es ilógico, una locura. Como también es mentira que les pedí que me llevaran y me cruzaran a Paraguay en su automóvil a través del puente, cómo si maté voy a ir a dejar registrado mi paso en Migraciones, no tiene explicación.
Acá dijeron le vamos a tirar el quilombo a fulano y listo. Y yo no sé si ellos fueron los autores materiales. Sé que ellos vendieron la mercadería de esa gente a la que le secuestraron la carga en Virasoro (Corrientes).

¿Cuál era tu relación específica con Vega en el narcotráfico?
A Vega le compré varias veces mercadería. Pero la bronca con él no venía de mi lado sino de la gente que ellos cagaron. En el mundo del hampa nos conocemos todos y sabemos más tarde o temprano todo lo que pasa.

Pero en la causa se presume que hay pruebas en tu contra…
Al juez Verón le vendieron del Juzgado Federal de Campana que me investigaban a mí y que yo era el novio de la hija de la familia que me acusa. Desde Campana inventaron que era mi novia esa chica. Pedí careos y no me los dio el juez, y yo estoy preso y tienen que probar que la voz de ese teléfono de las escuchas de Campana es mi voz, que ese celular era mío o si yo escribí esos mensajes. ¿Por qué no presentan todas las escuchas, por qué hay problemas con eso?

Uno de los sospechados de tramar el doble crimen, Martín Vedoya, ¿también es conocido suyo?
A (Martín) Vedoya lo conozco sí, yo no niego eso y tampoco él tiene que ver con la muerte de esos muchachos. Conocí a Vedoya y a su familia, pero nunca tuve un negocio con ellos, con Vega y Vedoya. Por los menos cuatro cargas hicieron perder y después comieron la mercadería. Y este juez (Verón) lo supo, es un corrupto porque después recibió la guita para acusarme a mí.
Todo está claro en los ocho meses de investigación de la Justicia Federal de Campana, ahí está claro todo lo que digo. Y ya pedí que me careen con los que me señalaron y no me lo permitió el juez Verón. Solicité careo con toda la familia que me apuntó y con los demás involucrados. Todavía no me notificó el juez siquiera si tengo prisión preventiva en esta causa.
Asesino no soy, y si hubiera querido matar a Vega busco un sicario, pero nunca lo hice. Quiero que el juez muestre todo lo que tiene en mi contra, pero todo, las huellas y ADN que dice tener, todo. Ojalá sirva lo que pido para que Verón se aparte de la causa y busquen un juez imparcial.

¿Y las escuchas y transcripciones telefónicas?
En esa causa no hay escuchas de diálogos míos con esos muchachos (Vega e Ibarra), no hay nada. Todo lo malo que ocurra es el “Negro” Rojas. Cargamento secuestrado que hay, es de Rojas. Amenazas de homicidio, es Rojas. Plan para matar a cualquiera, es Rojas, todo es el “Negro” Rojas, todo. Por eso ahora lo único que me queda esperar es poder ir a juicio, probar en debate y que un tribunal imparcial me permita carearme con todos los involucrados en este doble homicidio, con cada uno de ellos.

Aunque la respuesta asoma, rechaza la imagen de “temible delincuente”…
De narco a sicario, a jefe de banda que manda matar y ahora ya soy del PCC de Brasil. Sólo falta que me endilguen pertenecer a la Yakuza (denominada mafia japonesa del siglo XVII). Para la Gendarmería soy el más terrible de todos y yo nunca maté a nadie. No tengo miedo, tengo mucho huevo para enfrentar cualquier cosa, pero yo no mando asesinar. No soy un angelito, mi negocio es el narcotráfico, pero no soy homicida.

¿Puede explicar mejor su relación con los brasileños?
En octubre del año pasado, después que los del Servicio Penitenciario de Misiones me trajeron para Ezeiza y me encerraron con los cuatro brasileños, grabé un mensaje de audio de celular y dije que me ofrecieron matar a un alto funcionario de seguridad nacional, y que para ese plan llamé a los brasileños. Lo reconozco, lo hice por miedo, me iban a matar, temía eso y lo sigo temiendo. Nos encerraban de a uno en una celda sin luz ni aire de dos por dos (metros). Durante 22 horas nos metían ahí y después nos torturaban a golpes, nos rociaban gas pimienta. Llegué a perder la noción del tiempo, la razón, estaba quedando loco.

¿Quién ordenaba eso?
Y la orden venía de arriba, coaccionarnos, por eso inventamos el audio ese, también prendimos fuego dos veces el pabellón desde entonces y nunca dejaron que trasciendan los ataques. Nadie se enteró y nosotros queríamos que alguien nos escuche. Patricia Bullrich nos hizo encerrar acá. Es la verdad, no miento, odio la mentira. Estos brasileños vinieron a comprar armas para llevarlas a su país, no son del PCC. Dónde viste un miembro de esa organización con un 22 en la mano, una locura lo que dicen.

¿También está acusado por el homicidio de Aldo Cantero en Gobernador Roca en agosto de 2018?
Yo estaba por ser el padrino de un hijo de (Aldo) Cantero y nunca negué que estuve el día que lo mataron con él en Gobernador Roca. Pero no fui yo, fueron los que buscaban cocaína pero no los que trabajaban conmigo. El suegro de Cantero estuvo ahí, en el lugar del hecho y sabe quiénes fueron y también sabe que fue por dinero, pero por parte de otro grupo de gente, no el mío.
Tampoco los celulares que dice el juez federal de Eldorado (Miguel Ángel Guerrero) que son míos lo son. Y él sabe muy bien que en ese lugar hubo más gente que yo y que vinieron de Paraguay a reclamarle. También sabe la Justicia que la Prefectura estaba vigilando la casa de Cantero, que filmaba y grababa todo.
Pero ahora lo niegan, y ellos estaban esperando que la droga llegue a ese lugar. Mi teléfono celular es el que me secuestraron en La Aventura (en Posadas) cuando me detuvieron, no los demás que dicen. Por eso pedí que se hagan los peritajes de voz y no tuve respuesta tampoco. Hace cuatro meses que no sé nada de mi abogado y no me notificaron nada de nada. Cuando pueda voy a solicitar la anulación de todo lo actuado en esta causa también, porque no pude aportar nada al expediente.

Lo atraparon con cocaína, más de tres kilos…
La cocaína de La Aventura era mía y yo canté todos los lugares de la cabaña donde estaba guardada porque sino se la iban a afanar. Yo esperaba a que vinieran a comprarla, a cerrar el negocio. Cantero debía estar en ese lugar, porque él era parte de este trabajo.

“¿No tengo para pagar un abogado y voy a planear asesinar a un juez en Misiones?”

Durante los últimos días, “El Negro” Rojas fue señalado como presunto mentor de un plan matar a magistrados en Misiones. Detalles de los teléfonos celulares de cuatro hombres detenidos el 26 de mayo, tres misioneros y un paraguayo, que escondían armas automáticas, municiones y pertrechos del GEOF de la Policía Federal, surgieron datos de seguimiento y presuntas órdenes que Rojas habría dado para asesinar en Posadas.

¿Ordenó matar a uno de los jueces que lo investiga?
En el mundo del hampa nos conocemos todos. Pero cada uno tiene que hacerse cargo de sus delitos. Yo no mandé matar a ningún juez y es fácil de probar si acá adentro hay controles por todos lados. Me revisan todo y a mi señora cada vez que me visita también, y no una sola requisa, como tres son. De dónde voy a sacar un celular, que me muestren algo en concreto que yo tengo relación con los brasileños que están acá primero. ¿No tengo ni para pagar un abogado y voy a organizar matar a un juez? Es una locura, todo lo malo tiene que ver conmigo, que lo comprueben primero.

¿Intentó escapar o lo pensó alguna vez?
Muchas veces quise escapar. El hombre quiere ser libre siempre, está en su naturaleza. Jamás lo intenté, cada vez que estuve preso cumplí. Sí, me dejaron escapar de la comisaría de Jardín América después del doble crimen. Lo reconozco, pagué 250 mil pesos y me dejaron salir. La puse porque me cansé de estar preso.  Pero después fue un calvario de tres años y medio para mí, andando escondido y corriendo, mientras la policía y el juez facilitaban los medios para involucrarme en todo.

¿En el universo del narcotráfico se siente miedo o respeto?
Mi negocio es el narcotráfico, no lo voy a negar, pero nunca cagué a nadie en este mundo. No delaté a nadie nunca, nunca firmé un artículo 29, nunca fue testigo encubierto de nadie. Sí tuve miedo de morir, porque estuve en enfrentamientos a tiros en Paraguay, por ejemplo. Pero gracias a Dios me salvé.
El respeto en este negocio o en el hampa se pierde porque te cagan, el miedo no se pierde. Discutí y grité muchas veces. Es más, durante los tres años que estuve con pedido de captura, usé la fama que me hicieron para cobrar más rápido lo mío, para que me paguen los que me debían. Aproveché lo que dicen los medios sobre lo peligroso que soy para me salden las cuentas. Pero matar no, a nadie.
Conmigo preso no termina el narcotráfico. Cierran una puerta y se abren muchas más. Yo estoy tirado como un perro, no tengo un mango.

¿Qué sabe del Primer Comando Capital en la región?
El PCC está en Paraguay no es ninguna novedad, pero no se entra así nomás, son familias que lo van formando, organizadas desde hace muchos años y con sus rituales y costumbres. Lo mío es otra cosa, es el submundo del narcotráfico. Además, el día que el PCC entre a Misiones, se va a notar demasiado porque van a tener muertos por todos lados, secuestros y grandes robos.

(Fuente: Primera Edición)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *