martes, 7 mayo, 2024

Rescatan a un lagarto overo en un cajero de Puerto Iguazú

Ocurrió el jueves alrededor de las 19, cuando un llamado alertó a los Bomberos sobre la presencia de un lagarto en un cajero ubicado sobre la avenida República Argentina.

La dotación de guardia asistió al lugar y encontró al ejemplar. Pidieron la colaboración de Cristian Romero para la captura del lagarto, que fue liberado en un hábitat más adecuado.

LAGARTO OVERO

El Lagarto Overo tiene las extremidades posteriores largas, la cabeza prolongada y las escamas dorsales de forma ovalada y muy pequeñas. El cuerpo puede alcanzar una longitud de aproximadamente 400 mm. o
más (distancia tomada entre hocico y cloaca), si tomamos en cuenta la larga cola esta longitud puede ser casi el doble. La cabeza es prolongada
y comprimida lateralmente. Se observa un escaso desarrollo en la región masetérica relacionado esto con la masticación. También presenta dos grandes pliegues gulares (región próxima a la garganta).
En cuanto a la coloración general de esta especie, la misma es oscura con manchas transversales blancas. Su patrón de coloración comprende:
la cabeza y el dorso oliváceos, a veces este último puede ser muy oscuro y presentar bandas transversales negras que se extienden desde la nuca
hasta la punta de la cola. En las extremidades pueden observarse manchas redondeadas blanquecinas. La zona ventral es amarillenta con bandas negras
transversales. En la zona gular se presentan manchas negras irregulares y en la superficie ventral de la cola bandas negras transversales. Los juveniles al
nacer son de color verde claro metálico y brillantes.

Status de Conservación


Según U.I.C.N: información a confirmar
Según C.I.T.E.S: se encuentra incluido en el Apéndice II de La Convención internacional Sobre el Tráfico de Especies silvestres.

Distribución

En las regiones noreste y pampeana de Argentina: Misiones, Corrientes, Entre
Ríos, Santa Fe, Provincia de Buenos Aires. En Chaco llega hasta Pinedo, en
contacto con T. rufescens; en La Pampa es frecuente en la zona oriental; en
San Luis hasta El Morro, en Córdoba se halla en Río Cuarto y de allí hasta las
sierras.

Hábitat


El hábitat de T. merianae es bastante diverso, ya que podemos encontrar a
esta especie en ambientes tales como selvas húmedas tropicales, espacios
abiertos como sabanas de pastizales con arbustos espinosos, ambientes
periacuáticos, zonas de humedales, en la estepa de altura herbácea así como
zonas costeras arenosas.

Alimentación


Su alimentación es omnívora, se alimenta principalmente de aves, pequeños
mamíferos, además de insectos, moluscos, peces, anfibios y hasta frutas; el
alimento preferido son los huevos.


Reproducción


Son ovíparos, el período de cortejo y cópula se extiende desde octubre hasta
noviembre; el pico de nidificación se produce en diciembre, y las crías nacen
en el mes de febrero. Presentan una alta tasa reproductiva (25-36 huevos
promedio por hembra por temporada) y un crecimiento corporal logístico
(Quintana, 1991).
Los tamaños mínimos reproductivos son de 320 mm. para los machos y 349
mm. para las hembras (Fitzgerald et al., 1993).

Comportamiento


Los lagartos del género Tupinambis son poiquilotermos, como todos
los reptiles. T. merianae y T. rufescens, presentan hábitos cavícolas, son
particularmente activos en los meses de primavera y verano (desde octubre
hasta marzo) e hibernan en los meses restantes en cuevas que ellos mismos
construyen o que abandonan otros animales como por ejemplo las vizcachas
(Lagostomus maximus). Su horario de actividad máxima oscila entre las 11
de la mañana y las 4 de la tarde.


Situación actual de la especie


Las iguanas del género Tupinambis son tradicionalmente cazadas por los
pueblos indígenas y criollos de América del Sur con fines de subsistencia
y comerciales. En la actualidad, las dos especies presentes en la Argentina,
la iguana overa o lagarto overo (Tupinambis merianae –antiguamente
denominada T. teguixin; Avila-Pires, 1995–) y la iguana colorada o lagarto
colorado (Tupinambis rufescens) se explotan comercialmente por su cuero,
que se curte en el país y se exporta para la posterior confección de una
gran variedad de productos –en su mayoría relacionados con la industria
del calzado y marroquinería –. La presión de caza que ambas especies han
sufrido históricamente ha llevado a que desde el año 1977 fueran incluidas
en el Apéndice II de la Convención para el Comercio Internacional de
Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) y consideradas
dentro de la categoría de “comercio significativo”. Los pobladores de vastas
zonas de la Argentina utilizan la carne para alimentación y la grasa para
fines medicinales, mientras que el cuero es vendido a acopiadores. En
décadas pasadas, esto último significaba una importante fuente de ingreso
y, a pesar de la merma en la demanda comercial reciente, la captura de
iguanas, actualmente sigue siendo una de las pocas alternativas económicas
para los pobladores indígenas y criollos comprendidos dentro del área de
distribución de ambas especies.

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